Insomnio, sofoco, dismenorrea: el síntoma

El SÍNTOMA, para mí, es un aviso que nos envía el cuerpo para que cambiemos algo.
Tu cuerpo empieza hablando flojito, con síntomas sutiles que muchas veces ni siquiera “escuchamos” (vamos como pollo sin cabeza).
A veces, cuando nos damos cuenta, rápidamente recurrimos a una pastilla que nos quite el problema de en medio, pero no lo abordamos, no nos paramos a pensar qué pasa.
Y conste que NO estoy en contra de los medicamentos (pueden ser una maravilla), pero NO son la primera opción ante el tropiezo.
Luego, el cuerpo va subiendo el tono y, si no es atendido, nos grita: y ya estamos metidos en un buen problema.
En consulta soy muy preguntona: cuándo empezó, cómo era y cómo es ahora, con qué mejora, con qué empora, etc.
Cuando “callas” el síntoma no disponemos de una herramienta muy valiosa para saber hasta qué punto estás mejorando o no, con qué empeora o mejora, etc.
Normalmente, los pacientes se han de pensar mucho las respuestas, no recuerdan o no se han parado a pensarlo.
Muchas veces, es la propia persona la que acaba dando con la diana.
Y a partir de ahí, empezamos a trabajar el tema, que puede ser desde varios ángulos (dependiendo de la persona): alimentación, descanso, actividad, naturaleza, tribu, motivación, organizar horarios, etc.
Me considero afortunada por trabajar (y disfrutar) aportando mi granito de arena mejorando la calidad de vida de una persona.